jueves, 3 de diciembre de 2009

El Cubo de las Emociones

Fascinado con los juegos de mesa y con idea de compartir con dos amiguitos de la misma edad (7 años), emprende la búsqueda imposible de un dado, frente al fracaso de encontrar uno me dice que los ayude… fue inútil, en vistas de tres caritas desahuciadas les propongo que armemos uno con cartulina. Me ayudan y construimos uno, a lo que Nahuel propone que les hagamos en vez de números caritas, los dos aplauden y se divierten haciéndolas, una triste, contenta, “frustrada” (agrega Juan), cansada, dolorida y eufórica agrego y les explico de que es la euforia y les doy ejemplo, y los invito a que me cuenten situaciones en las que sintieron esa emoción, dice Pablo cuando bajo de la montaña rusa, y agrega Nahuel: “…cuando esta por venir a buscarme mi papá”.. y le digo eso me parece que es ansiedad… y siento que tampoco sé tan claramente como explicárselo…y allí no más Juan agrega: “ cuando me hace la fiesta de cumpleaños resiento eufórico”, “ah!.. Entiendo”, dice Nahuel…y mientras ellos tiran el dado y de acuerdo a la emoción que sale cuenta situaciones y se divierten y también se apoya cuando relatan alguna no muy agradable… pienso en la escasa educación emocional que hemos tenido, y leyendo a Goleman rescato la importancia de priorizarla desde pequeños como base imprescindible de formación: como dice la experiencia de los amigos uruguayos: “Educar el ser sin descuidar el saber”
Esta actividad además tiene la potencialidad trabajar con la resolución de problemas… por ejemplo Pablo tiró el cubo y le salió la de la tristeza, a lo que añadió que cuando se sentía así cuando su mamá se iba de viajes, a lo que los demás niños le propusieron posibles acciones para disminuir esa tristeza; Juan: “abraza tu gato”… También para mí resultó un verdadero aprendizaje creo que los papas que puedan aplicar este juego con sus niños podrán descubrir nuevas maneras de comunicarse con sus hijos.

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